Los pacientes abren alrededor de los 3 a 6 meses de edad y normalmente presenta una erupción de pequeños granitos en las mejillas que pueden ser rojos y/o color piel. Normalmente viene y van y no requieren tratamiento. Además y tal vez uno de los indicadores más constantes de que el niño padecerá atópia es la llamada “costra de leche”, una descamación gruesa y blanquecina en la piel cabelluda, semejante a la caspa del adulto, solo que mas adherida. Esta se trata aplicando un shampoo suave o aceite de bebe o alguno de los preparados especiales para esto que hay en el mercado, se dejan 10 minutos y se da un masaje suave, posteriormente se lava durante el baño. A pesar de lo aparatoso que se ve no le causa mayor problema al bebe.
Las mejillas que se enrojecen, a modo de “chapeadas”, cubriéndose después de vesículas, que se erosionan dando lugar a costras. Bajo ellas, una vez eliminadas, la piel queda eritematosa y descamativa hasta un nuevo brote. En el curso de la enfermedad, se afectan después la frente y resto de cara, los pabellones auriculares, el cuero cabelludo y otras zonas del tronco (cara anterior del tórax, hombros), dorso de manos y dorso de pies.
El área del pañal, suele estar respetada, pero también puede afectarse, ocupando siempre el fondo de los pliegues (especialmente cuando se sobre infecta).
Hacia el final de la etapa, comienza a aparecer la afectación característica de las flexuras. Terminando el segundo año, el 50% de los pacientes dejan de tener brotes, de forma más o menos gradual.